Palermo, hija del Mediterráneo
Marcada por un mar que la hizo fenicia, romana, bizantina, árabe y normanda, española e finalmente italiana, la capital de Sicilia es también la ciudad más españolizada de la isla. Quevedo paseó por sus calles, Göethe fu uno de los primeros turistas. Una mezcla esplendorosa de estilos en casas, iglesias y palacios.
Las ciudades tienen nombre, pero también tienen color, sexo y edad. Palermo es roja. Palermo es una niña. Roja como imaginamos que eran Tiro y Sidón, como era Cartago. Roja como la púrpura de aquellos fenicios que la colonizaron. De tierra roja y abundante en la que se yergue, alta y ligera, la palmera, símbolo regio, eco y nostalgia del desierto, sobre la que se condensa el esmalte verde oscuro y el rojo vivo de los naranjos, legado del mítico jardín de las Hespérides.
